jueves, 1 de diciembre de 2011

Que el huevo que se abre me revele la figura.


Hay una rosa de la cual tu naciste, Lilith le corto cuando de sus labios el nombre de dios pronuncio, soplo a la flor con dulzura y sus pétalos terminaron en lo que hoy es tu alma.
Te otorgo su consciencia, su gusto estético y belleza, pero sobre todo don que te concedió, fue su mirada lo que como firma dejo en tus ojos.


Soy dueño de esta tragedia, vivo sin tus labios, sin tu calor, sin caminos prósperos o jardines dignos de atardeceres donde declaras sin vos el amor. 

Camino leyendo tus versos buscando en el viento tu aroma, pintando atardeceres en los que ingenuamente intento retratar tu figura, tu sentido y belleza. Manzana eres pero no puedo probarte, te conviertes el pasar de los días en mi edén, castigado e ignorante del conocimiento por no tomarte.  

Dejo a el tiempo y su arena cubrir mi cuerpo, mis acciones, las oportunidades de plasmar en el lienzo que se han convertido mis brazos tu cuerpo.

Mis ojos terminan profanados, son llevados por el Caronte que navega en tu pasión y fuerza. 

Pinto miles de cuerpos pero todos llevan de firma la manera en la que miras.

Madre ayúdame a conquistar a una de tus mas amadas hijas, ¿como crear un sendero que me lleve directamente a sus brazos?.  

Dejo a las faldas de tu templo la mitad de mi sangre, como promesa digo tu nombre, venerarte como la mujer libre y fuerte que no necesita de un hombre, solo yo se como amarte a la luz de la luna, tomarte de la mano con el tacto conocedor e ingenuo del amor. Desgarrar con versos el cuerpo y dirigir mis palabras con el dedo indice recorriendo tu espalda, tu cuello, abrirle el pecho y encontrar ese segundo donde el alma se presenta para besarle. 

No le enseñare a amar por que de eso ella todo lo conoce, dejar como única marca el sentimiento mas simple de pasión tatuado en su piel.

Todo estos momentos en los que tímido observo tu  navegar por el viento, sonreír a el sol y a las estrellas que sonrojan con su brillo a el mar, llueve la brisa para que jamas dejes de sentir la dulzura de la costa, poco puedo hacer con este sentimiento que impulsa en declararte mi amor. 

Solo entenderé la vida hasta que esta me regale amaneceres nacidos de tus ojos. 

No espero que esta composición llegue a ella o que mi corazón con sus gritos llame con su texto a su oído, acostumbro la idea de que estos versos al viento son dedicados, si por extraordinaria coincidencia su vos lee estas palabras, quiero que contemple y espero pueda transmitirle ese sentimiento que con tanta pasión relato en este escrito. 

Eres de linaje puro y dulce miel.






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Navegantes de otros mares

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