En el universo he buscado las respuestas, soñando en tu cultura, en las lineas que se dibujan a travéz de la tierra y dirigiendo la mirada al sendero que se creo para ti. Cuatro sitios donde se localizan los tributos del tiempo, de cada época donde creciste, un mapa sagrado que ha sido dibujado en tu iris por el mundo que nace en tu memoria. Eres cisne, la apertura, el sistema y el camino que jamas dejo un Edda como relato y red global.
En las montañas encontre tu aroma, era tenue pero llevaba el recuerdo que habían dejado tus pasos, una carta que antiguos dejaron para poder entenderte, una sutil pero convincente escritura en cada hoja de cada árbol.
No encuentro sentido al caer de la lluvia, a que el viento forje los caminos primarios y la marea los monumentos que llevan en tu nombre la respuesta, la complejidad de aquellos versos tallados en roca son la creación de cientos de voces que te han buscado anunna, primera del polvo, código para comprender nuestra inercia en el vuelo por Yggdrasill.
Hay títulos donde lo inexplicable lleva a el asombro, el milagro de tu movimiento, la razón de tus pasos errantes a ojo inexperto, son esas palabras que jamas te dije cuando tuve oportunidad aquella noche incierta donde te detuviste unos minutos.
Me embriague aquella noche, con tu imagen fresca a mis ojos turbios, eres el camino que deseo tomar para encontrar el puente arcoíris, partir de Delfos y culminar mi viaje en Nibiru, donde para mi sorpresa resulto ser el inicio del viaje, el tan anhelado retorno al mirar al oeste y contemplar el renacer del sexto sol Xibalbá.
Ea adopto mi cuerpo, le entrego un deseo sublime por sentir tus labios cuando se entregan al amor, me otorgo un tesoro, un deseo en forma de elixir, el cuerpo de Kingu, fue cuando descubrí en la lluvia aquellas palabras que no tenían forma y culminaban en ti.
Hoy la superficie de mi camino es de un hielo rojo, tu mi hogar eres la estrella que dirige mi camino bajo esta sombra que vislumbra a Espiga y Antares.
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