martes, 14 de septiembre de 2010

1:30

Aun ciego, protestante, con marcas de cigarro en la frente, arañando las sabanas en las que un día te encontraste.
La primera convertida en despedida 

El único calor que me queda de ti, incesante fulgor de la cama excitándose en el fuego del horno de mi cocina.

Pasan las noches despiertas, lo cual en largos años solo en una pase contigo, una que jamás olvido.

Sueños y miradas rotas, intentos bestiales de no encontrarte en vida, visitando los lugares donde te recuerdo.

Esperando las lluvias, único paraguas de retazo climático donde puedo sentir que necesito de tus besos.

Extrañándote con un ramo de rosas que se marchita sin control, cada media tarde, cada momento desde que me despedí de ti en la parada del camión.

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Navegantes de otros mares

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