La tierra de Mu

Permiteme verte desnuda, imaginar el mar en tu cuerpo. Simular el arribo a mi navío y recordar viejos tiempos.

Permiteme volver a comandar, a sentir el viento salino en mi rostro, verlo danzar con la lona sinfonías de marea y gaviotas. sentir su madera, su poderío, su trance.

No te levantes..., por favor sigue recostada, a un cuando tu sonrisa adquiera esa complicidad que incita el abrazarte, aun no es tiempo de tirar el ancla.

Me pides acercarme, ingeniosamente simulo reusarme colocando mi garfio en el lugar que siempre me dices te vuelve loca. Su fría textura acariciándote tenuemente, recorriendo cada tramo de ti sin encontrar respuesta. Te sientas mostrándome tu espalda, retiras sutilmente tu cabello para poder ver el mapa tatuado. Aquel que solo ven quienes te aman con prudencia. Tomas una de mis manos, lo que inventa el acercarme a tu cuerpo, llevas mi palma abierta para descifrar el latido y así encontrar las respuestas que has olvidado. Molesto, pareciera dejara de sentirlo.

Tomas la mano que aun es libre, chantajeas con lo afrodisiaco de tu cuerpo, prometiendo tu tesoro por el favor que te urge por sentir caricias.
Me haces abrazar tu vientre, esta creciendo, dibujo un pequeño circulo con mi dedo índice vertiendo un torbellino en tu ombligo.

Cierra los ojos me dices, como siempre seducido por el aroma de tu voz, me retiras de tu corazón y traduces tu feminidad con cada beso a cada una de mis yemas.

Un beso, como el ultimo que la otorga un caballero a su dama antes de partir, lo siembras donde la sombra espera en mis dedos, lo haces recorrer tu torso, ambas claviculas. Tu conmemoras las guerras en las que se han atrincherado miradas y labios en incontables ocasiones.

Recitas una oda marina, de aquellas que solo tu conoces el significado. Adornándoles con el roció de rosas en primavera. Descanso en tu hombro mi cráneo soñando con jamas retirarme, permanecer como pintura enmarcada en museo olvidado.

Es momento de elevar anclas, replantear sueños y aspiraciones, virar por estribor, servirme de mi brújula y estrellas con la ruta marcada hacia la tierra de Mu.

Ninfa de agua, sirena de océanos ceremoniales, inunda mis oídos con tu recital, sirve de guia, llevame atravez de los antiguos túneles hacia tu verdadero hogar Lemuria.

Donde espera el dragón que guarda el tesoro de abraxas, durmiendo en su templo jamas profanado. El señor del sol.