sábado, 15 de octubre de 2011

Dédalo


Dédalo soñaba recostado, arquitecto hábil, de magnifica inteligencia, vive tranquilo, solo que hoy sus sueños le llevaban por un camino que el desconocía.

Solo hay niebla, todos es denso, hay algo que me mira -despierta-. El corazón esta acelerado, una imagen inmensa oculta en la niebla le regreso de las tierras de sueños y tranquilidad. Bebió agua y se recuesta, no hay sueños turbios ahora.

Amanece sin recordar ese sueño, se alista, desayuna y marcha a su trabajo, una gran oportunidad se le ofreció y no desea llegar tarde en su primer día.

Un diseño por demás vanguardista fueron lo comentarios que recibe Dédalo por su trabajo, mas un comentario es el que se roba su atención, -parece el diseño de un laberinto si se mira la estructura en vertical, recuerda el palacio de Cnosos-. Dédalo se levanta para cerciorarse de esa afirmación y su sorpresa al observar la maqueta, le recuerda aquel sueño, se confunde y marcha a otro lugar, olvidando sus cosas, llegando a el parque que habita frente a su empresa. Después de unas horas y de recobrar lo que dejo atrás  regresa a su hogar y un delirio de persecución le abraza, se recuesta y queda dormido.

Plumas doradas caen del cielo,  siguen cayendo aun hoy, me rompen en distintos seres y me sumergen a la niebla, donde hay extraños seres con peculiar brillo, temen a mi presencia. Se pierden entre el frío y el caminar en la bruma,  puedo sentir mi alma entre sus miedos, son niños de luz que se disipan en el humo.

Camino y el polvo se levanta, no de forma normal, como si por debajo del agua caminara, hay un hilo blanco tal vez me lleve hacia alguien. No hay miedo a pesar de que no distingo el camino, observo los muros que fácilmente sobrepasan los tres metros, solo la luna ilumina el camino.

Dédalo e Ícaro
Cuanto tiempo habitare en este lugar sosteniendo este hilo, no se rompe aun cuando en ocasiones esta enredado, mi mirada se nubla y solo el escuchar de pequeños pasos rompe con la armonía del silencio.

Aun me puedo sentir entre recuerdos, un niño de luz se acerca y su energía ilumina mi mano, siento su calor y brota de mi alma una lagrima. Observo conforme avanzo cuerpos mutilados, alimento de un gran ser o de su propia locura, cada vez contemplo mas y a lo lejos una luz amarilla.

Llego a lo que parece un altar, un gran árbol brota del suelo y los niños juegan a su alrededor. usan mascaras de distintos colores, todas con la forma de una cabeza de toro, me encuentro sin aliento, rodeado de sensaciones extrañas, se torna todo tranquilo, los niños dejan de jugar y se convierten en polvo a cada paso que doy, mis dudas me llevan a pensar que soy yo el que se desvanece alrededor de ellos.

A unos pasos del árbol, solo queda un niño mas no trae puesta ninguna mascara, le sostiene nada mas, es de color blanco con un brillo similar a la luna, me mira y puedo ver lagrimas, esta perdido puedo sentir, antes de intentar decirle algo me muestra la mascara y me pide que me la ponga, todo en un lenguaje de gestos. Le sonrió y le coloco en mi rostro.

Dédalo despierta, no había pasado ni una hora desde que se recostó, solo comenzó a llover.

Las ramas se mueven con el viento, el agua inunda esta ciudad, las calles ya no parecen mas un laberinto.

Fin 

2 comentarios:

  1. Me gustó el cuento, algo así como una nueva perspectiva :D

    ResponderEliminar
  2. ERES UN SER LLENO DE LUZ, TE AMO! SIEMPRE, SOLO SIEMPRE RECUERDALO. =D

    ResponderEliminar

Navegantes de otros mares

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...