lunes, 5 de septiembre de 2011

Mi Mejor Amiga En Sus Propias Palabras, Un Pequeño Tributo Para Su Magnifico Talento...

Cristina Gutiérrez
es una niña amable pero algo huraña.
Es buena, obediente y muy educada,
pero ella quiere ser como Vincent Price, su idolo soñado.

No le importa vivir con su perro,
su gato y su hermano,
aunque preferiría compartir casa
con murciélagos y arañas.
Allí jugaría con los horrores que ha inventado
y vagaría por los oscuros pasillos, sola y atormentada.

Cuando viene su tía, Cristina parece un cielo.
Pero se imagina sumergiéndola en cera para su museo.
Hace experimentos con su perro Abocrombie
con el fin de crear un horrible zombi.
Con ese espectro terrorífico para los hombres,
buscaría sus víctimas por la niebla de Londres.

Pero ella no solo piensa en crímenes violentos,
Cristina pinta y de vez en cuando lee cuentos.
Mientras otros niños leen tebeos de acción
a Cristina es Edgar Allan Poe quien llama su atención.

Una noche, cuando leía una historia horripilante,
algo le hizo palidecer al instante.
Con tamaño disgusto su vida quedo derrumbada,
pues su bella esposa viva fue enterrada.

Debía cerciorarse de que había muerto,
e intentando desenterrarla destrozó las flores del huerto.
Su madre la envió a su cuarto como castigo,
desterrada en sus sueños a la torre del olvido.
Sentenciada a pasar el resto de su vida
con el retrato de su amada que fue enterrada viva.

Y mientras lloraba sumida en la desesperación
apareció su madre en la habitación.
Le dijo: "Si quieres puedes salir a jugar.
Hace un día estupendo, lo puedes aprovechar."

Cristina trató de hablar pero no pudo,
los años de aislamiento la volvieron casi muda.
Así que cogió su pluma y se puso a escribir:
"Estoy poseída por esta casa, nunca volveré a salir."

Su madre le contestó: "Ni estás poseída ni estás medio muerta,
este juego tuyo es solo un invento.
Eres Cristina Gutiérrez, no eres Vincent Price
y no estas loca ni atormentada, ¡caray!
Tienes algunos años y eres mi hija,
vete a jugar con otras niñas, ¡te lo exijo!"

Y tras este toque de atención abandonó la habitación.
Pero cuando Cristina trato de sobreponerse
las paredes empezaron a moverse.
Crujían, temblaban y su horrible locura la cima alcanzaba.
Vio a Abocrombie, su terrible esclavo,
y su mujer lo llamaba desde el otro lado.

De la tumba nacían sus ecos
y de las paredes surgían manos de esqueletos.
Todas las desgracias que sus sueños atormentaban
entraron en su vida mientras ella gritaba.

Trató de escapar, de huir del horror,
pero su mustio cuerpo se derrumbó por el dolor.
Débilmente, casi sin voz, recitó El Cuervo de Edgar Allan Poe:
"Mi alma, esa sombra que allí flota fantasmal,
No se alzará... nunca más."

2 comentarios:

  1. Gracias por ser parte de mi vida Cristina n__n

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  2. De este pequeño lugar donde imprimo mis pensamientos y creatividad eres la guardiana, cuando ya no este te seguirán perteneciendo.

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Navegantes de otros mares

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