sábado, 27 de agosto de 2011

Sade Numero 4 -Remembranza-

Que el destino me de voz, para un día poder hablarte.
Que me permita robarte un beso y convertirlo en la razón de mi vida.
Que ni de la mano de grandes artistas, pueda expresar lo que tus ojos me dicen de ti.

Hermosa dama que mi corazón gobierna con dulzura, le mando un abraso y tres sutiles besos para que no exista un momento en el que mi amor no te acaricie con la sutil brisa de la mañana.

Mi alma esta atada a ti, como el otoño al invierno, el rojo de las hojas se apodera de tu piel, te emerge en primavera y se resguarda en invierno. Solo para enloquecerme con esas piernas, con esos ojos, con esos horizontes en los que cada tarde anhela perderse mi alma y mirada.

Déjame darte un pequeño regalo, uno semejante al tributo de un dios.
Hacerte el mas grande ejemplo de amor, engañar la mente y regalarle con tu sonrisa lo extraordinario. Hacerte la razón y nombre para el amor.

Tu voz como leve brisa y así usarla de perfume para llevarte a todo lugar, el atardecer no llena el vació de tu ausencia, mas el recuerdo de tu sonrisa y el calor de tus labios nacen como la cura a todo esta locura.

No puedo seguir sin tus abrasos, sin tus besos ni la forma en la que dices te quiero.

Vagando, deseando tenerte, extraño tanto estos sentimientos que no saben filtrarse con el viento, la luz de la luna que me remonta al recuerdo de tu sonrisa, el vaivén de tu piel que juega con lo eterno, cuando al mirarnos mutuamente, solo se dibuja el amor en lo profundo del iris.

Dicen que siempre hay un elemento de suerte en la vida que no depende del individuo.

Termino dibujando en la arena sueños que caen formando figuras de amor por toda la tierra, parece que llovieran como una danza que desea habitar en tus sueños.

Cuando sin ti mi corazón no palpita y ser parte de tu mirada aun cuando solo sea por un instante...

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Navegantes de otros mares

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