La bestia que perdió sus plumas parte 1

Nacido en Tártaro en los días de las tormentas, condenado a vivir en su arena. Visitado por Eris quien lo cuida como a un hijo, sabe que debe tenerlo de su lado por ello lo oculta de la mirada de Zeus.

El niño vive de sangre, solo eso consume, sus ojos grandes y profundos, ciegos a la luz inmortal que acoge el cielo de los ríos del Flegetonte,  sus orejas  parecidas a las velas de los barcos al momento de hundirse en la furia de bestias infernales, su cuerpo pequeño, débil, oscuro como el deseo, brazos con forma de alas que llevan a la perdición de los sueños mortales, recorre el cielo de tártaro en la ignorancia de su madre.

Eris lo visita cada semana apoyada por Nyx, lo deja encadenado a la pared para evitar que su padre lo encuentre, gemelo  de Ate, mas condenado a no salir de la tierra de tártaro por el daño que podría causar al anular la influencia de los dioses en los hombres.

Eris lo alimenta con el néctar de la ambrosia con esa acción espera que su fatalidad sea menor, Eris solo puede visitarlo por una hora ya que si más tiempo pasa en tártaro corre el riesgo de no salir de él. Al despedirse Eris,  la pequeña bestia busca la forma de salir de su prisión, gritando, jalando la cadena que lo aferra a la tierra, hundiéndose en desesperación.

Cronos quien ambula en el tártaro, escucho el pequeño grito, lo siguió y se maravilló con lo que encontró en esa pequeña criatura, lo libero no sin antes hacerle prometer a la bestia que distraería a quien le alimenta para así poder ambos escapar, ingenua la pequeña bestia acepta.

Nox abre un pequeño portal con el cual desde su habitación Eris visita al pequeño deforme, solo encontrando traición y sorpresa al mirar que bebe de la sangre de Cronos. Engañada y ahora utilizada para la venganza hacia el olimpo.