Fluir de Agua

Me encuentro sedado por la vida, secuestrado por el tiempo, por la ambigüedad. No cabe en mi una sola lágrima, las sombras y el silencio en sobras se han convertido.

Me he embarcado a un lugar que no existe. A donde me dirija el horizonte no muestra ningún indicio que mi corazón necesita. Del mar no puedo sentir su caricia y mi alma navega sola conmovida por el movimiento de las olas y el cantar de las ballenas.

No hay tripulación y la que había me ha dejado en cada puerto. Sin rumbo, sin decisión, es lo que cantaban cuando navegaban a mi lado. Este camino como diría un viejo se esta haciendo rocoso.

No encuentro los cantos, las musas que salían a danzar junto al barco han desaparecido, ni las sirenas se acercan a intentar embrutecer con sus odas marinas. Solo y con mi navío navego por el horizonte.

Me siento perdido, carroñero, jodidamente abstracto. No veo ni una sombra o una aberrante silueta a la cual disparar por diversión. Este demacrado cuerpo se ha convertido en un fluir de agua emocional.

Hoy e visto brotar un poco de mi sangre, una herida simple casi superficial como aquellas que nacen cuando te cortas con papel. Pero en esta algo me resulto interesante, el incesante fluir de sangre me enferma con una idea.
Quiero desangrarme..., manchar cortinas, espejos, libros, retratos. Deseo que me encuentren recostado elegantemente envuelto en lágrimas y sangre. Que mi altar este encendido. Que se convierta el navío en una carabela fantasma, que el kraken aparezca y me hunda como capitán antes de olvidar la vida. Que mis cartas se encuentren esparcidas por toda la alcoba.

Entra a mi nave, navego solo y sin ideas, e perdido a la mujer de rojo y a lemuria. Quien por placer a dejado de susurrar a mi oído.

No te alejes de mí, no quiero dejar de sentirte, que tu cenizo cabello no deje de navegar con el viento. Un día me permitirás encontrarte en tu mirada o en la de alguien más. Como un ancestral misterio que no revive, como un galopar marino. Como el faro de tu vida, el cual impide acercarme.

Di que si, dímelo..., dime que deseas logre conquistar tus costas. Dame el permiso de poder abastecerme en ti.

Enséñame a cosechar la tierra, dar a luz un amanecer. Muéstrame como conquistarlo para que mi bandera hondee por el capricho de la brisa que nace de tus labios.
Permíteme un día Lemuria mujer de rojo.

Morir en tus costas y renacer en tu llanto.